Esta es la cantiga que nunca fue, la que, envuelta en un continuo hacerse y deshacerse, no acierta a definirse.
En el s. IX existió un ser llamado Vitalis, de geografía borrosa, dotado con el don de lo invisible. Vitalis. solitario y oscuro, dedicó su vida y muy probablemente su muerte a la ingente tarea de multiplicarse.
Mimo de oficio, adoptaba un personaje diferente para cada ciudad que visitaba, vivía allí bajo esta apariencia y cuando por fin abandonaba el lugar, allí mismo lo enterraba.
Muchos fueron los lugares que visitó Vitalis, muchos los personajes que enterró, tantos que, entre semejante confusión de realidades, no se sabe dónde se enterró a sí mismo.
Algunos aseguran que Vitalis nunca interrumpió el concurso fortuito de sus multiplicaciones y, osados y suficientes, siguen su rastro a través de la Historia. Estos creen verlo en seres sibilantes, anónimos, de belleza difusa y ambigüedad metódica. Sirvan como ejemplo:
a) En el biógrafo del trovador Bl…quien afirmaba que a una persona de mérito hay que medirla por su capacidad para el canto y la alegría y que la música se hizo para lo inexpresable,
b) En la figura de un trovador apenas esbozada quien sobre su caballo, mientras dormía, componía una poesía sobre absolutamente nada.
c) En aquella judía conversa, hija del pregonero de Valladolid, acusada de brujería por recitar sin titubeos 200 novelas de caballería.
d) En cierto mestizo de alma sarracena y antepasados sajones que dijo:
"cada vez que interpretamos una melodía es como si interpretásemos todo el tiempo que ha transcurrido desde el día que fue" y "la música, como la palabra, si no se repitiese desaparecería."
e)En una monja analfabeta del monasterio de Rupersberg, famosa por la audacia con que interpretaba los puntos suspensivos…
Durante más de trescientos años, el perfil de Vitalis, escaso, ausente para lo eterno, pero de finitud incompleta, se pierde en un silencio profundo y del todo ilegible. Hasta que, en el año 2.000, inmenso en una decrepitud de siglos, aparece de nuevo en Compostela, multiplicado por siete bajo el nombre de Malandança, cantando al milagro, esto es, al misterio.
Charo Pita